EL GRAN MILAGRO

Cuando en mi existencia, la cruel amargura, envolvió a mi alma, en un triste penar, yo eleve plegarias, a la Virgen pura, le rogué en mis rezos, mi vida cambiar.

Le pedí con ansias, me diera el consuelo, 
que de mis pesares, pudiera encontrar, a un cariño puro, que es mi ansiado anhelo y en su encanto pueda, la dicha alcanzar.

Hoy ya mi camino, se me ha iluminado, 
he encontrado a un alma, de encanto sin par, que con su ternura mi vida ha cambiado y en mi pecho ha vuelto, la dicha a reinar.

Es un alma pura, de encanto y belleza; 
sus ojos prodigan la luz celestial, en su cuerpo hermoso de linda princesa, sus formas de diosa, lucen lo sensual.

Su voz es el canto, dulce y melodioso;

que semeja a un coro, sacro y celestial, su tono produce, la paz y alborozo; que envuelve a mi alma, luz espiritual.

Por eso a la Virgen, de amor arrobado, 
las gracias prodigo por tanta ventura, que oyendo mis rezos, me haya regalado, la mujer que ansiaba, en esencia pura. 

 De Norandino Aranda