SECRETO
DE LA FELICIDAD
1. QUIERES SABER EL SECRETO DE LA
FELICIDAD?
La persona humana imagen y
semejanza de Dios es la única criatura participe de la luz de la mente divina y
por ser inteligente es superior a toda la creación (Con. Vat. II)
Toda persona humana, por su
propia naturaleza, es un ser: inteligente, libre, todo amor, política, social y
religiosa. Descubrir en cada una y cada uno de nosotros estas cualidades, estos
dones que Dios nos dio es empezar a ser feliz, darle un verdadero sentido a la
vida, descubrir que tenemos una noble misión que cumplir en esta vida y saber
que somos peregrinos, que nuestro fin está más allá de esta vida, como es la de
gozar de la presencia de Dios por toda una eternidad. Desde el momento de la concepción
ya somos personas humanas.
No habrá cambio de
estructura si no hay cambio en los corazones. No habrá ningún desarrollo
progresivo y permanente si no hay personas humanas responsables y llenas de
sabiduría. La sabiduría es la imagen de la bondad de Dios, es la que administra
todo con bondad, es más bella que el sol, es más hermosa que el cielo
estrellado. Sin esta sabiduría está en peligro el destino y futuro del mundo.
Es necesario que la persona humana este llena de sabiduría para así humanizar
todos los descubrimientos, todo desarrollo, todo progreso, todos los eventos,
de esta manera conseguir pasar de esta situación menos humana a mas humana.
Sentirnos todas y todos personas humanas, todas y todos hijos e hijas de Dios,
todas y todos peruanos y peruanas, y la patria, el Perú, ante todo y sobre
todo.
Las estrella del cielo, los
peces del mar, las plantas y los animales no pueden pensar, solo la persona
humana puede pensar porque es imagen y semejanza de Dios.

1. ¿Para qué voy hablar, escribir y hacer
esto o aquello?
2. Luego, qué me sucederá, qué me puede
pasar?
3. ¿A mí me gustaría que me hicieran lo
que yo quiero hacer a los demás?
En estas tres preguntas
esta el secreto de tu felicidad, esta la civilización del amor, está el cambio
de menos humano a mas humano, esta la verdadera paz, que es la base para el
desarrollo, progreso y bienestar de nuestros pueblos.
3. ERES PERONA HUMANA LIBRE.
“Solo
la verdad nos hace libres” (Jn 8,32)

Ser libre supone la faculta
de disponer de nosotros mismos, la facultad de determinar nuestros propios
actos, facultad de hacer y decir en cuanto no se oponga a la ley divina y a las
buenas costumbres. Ser libre es una facultad y es un derecho fundamental de
toda persona humana y supone disponer de la propia voluntad siempre, siempre
para el propio bien y el bien de los demás, así como Cristo Jesús que pasó por
el mundo haciendo el bien.
La libertad es un don y una
tarea. Un don para agradar al creador y una tarea para pasar por este mundo
siendo forjadores de la verdad, de la bondad y del respeto mutuo.
4. ERES PERSONA HUMANA, TODO AMOR.
“El que ama a su prójimo permanece en
la luz” (1Jn.2,10) “El que dice que yo amo a Dios y odia a su hermano es un
mentiroso” (1Jn 4,10). “Ámense unos a otros como Cristo Jesús nos amó” (Jn.
13,34)

El amor es la vocación
fundamental e innata de toda persona humana. Sin amor la persona humana esta
privada del sentido de la vida, pues el amor es sinónimo de bondad, ternura, comprensión,
misericordia y perdón. Valores que todos queremos y necesitamos.
Somos imágenes de Dios, por
tanto, cien por ciento todo amor.
La familia es la “célula fundamental de
la sociedad”, es la base de la humanidad, es el lugar donde reina el amor, el
respeto y donde se nace a la vida, es el lugar donde brilla y alimenta la
cultura de la vida, es centro y corazón de la civilización del amor.
Toda persona humana por su
propia naturaleza es sociable. Por lo tanto, necesita siempre del otro. Todos
necesitamos de todos. Es por eso que no habrá desarrollo ni progreso alguno
aisladamente. Todos necesitamos ser recibidos en la familia con cariño, con
responsabilidad y con mucho respeto. No se puede negar el apellido así
abiertamente al hecho pecho y no se puede hacer daño a nadie, menos a una niña
o niño que no tiene ninguna culpa. Esto sería un grave delito y una gran
cobardía.
Ser sociable supone ser
sincero consigo mismo y con los demás. La verdad ante todo, ser amable y tratar
con mucha bondad a cualquier persona sin distinción alguna. Vivir en fraternidad
y comunión con Dios y con los hermanos es así como conseguiremos la verdadera
felicidad.
Todos los hombres estamos obligados a
participar en la tarea de reconstruir la vida social y ciudadana y erradicar
todas las causas de violencia y de pobreza, ser forjadores de la paz, de la
justicia, de la caridad.

Derechos: a la vida, vivir
dignamente, la educación, la libertad, la fama, la integridad física, la
propiedad, la nacionalidad, el trabajo, el poder asociarse, a la familia, etc.
Deberes: cuidar tu vida y
la del otro, la cultura, aprovechar el tiempo, respetar los legítimos derechos
del otro, respetar la fama, respetar tu cuerpo y el de los demás, cuidar lo
tuyo y respetar lo del otro. Tener nombres, apellidos, documentos propios.
Trabajar con honradez y responsabilidad. Necesidad de la familia, del grupo, de
los vecinos, de la sociedad, de la patria y de la Iglesia.
Eres la imagen de Dios y no puedes
vivir a espaldas de ese Dios, que te ama tanto y te ha dado tantas cualidades
para que seas feliz, feliz aquí y ahora y luego por toda la eternidad.

El mayor mal que se puede
hacer a una persona humana es alejarla de esta gran verdad “somos de Dios,
venimos de Dios y estamos volviendo a Dios”. El ateísmo es el fenómeno más
grave y gravísimo de nuestro tiempo.
Persona humana es también un
anciana-anciano, interna e interno de la cárcel, personas con discapacidad,
niño-niña a los que se les debe no solo reconocer sus legítimos derechos y
deberes, sino tenerles un respeto especial, alentarlos, ayudarlos a elevar su
autoestima para que se sientan personas humanas totalmente realizadas y
realizados. Es por eso que son nuestros deberes y obligaciones sagradas
brindarles atención, cariño y respeto. Y ayudarles a la superación de sus
problemas tanto físicos, psíquicos y morales. Somos personas humanas, somos
semejantes a Dios, somos imágenes de Dios. Por lo que debemos de ser forjadores
de lo bueno, lo noble, lo justo, y sobre todo de la paz.
Dios vive dentro de mí, soy
un cielo, soy un cielo. Nos sentiremos cielo cuando cumplimos fielmente
nuestros deberes y sabemos respetar los derechos de los demás. Sintiéndonos
cielo es la única manera de fomentar y contribuir al bienestar de nuestra
familia y al desarrollo de nuestro pueblo.
El mayor bien que se puede
hacer a un ser humano es ayudarlo a que se reconozca y se sienta persona humana
y tome conciencia de ello, para que así viva como persona humana imagen y
semejante a Dios. De este Dios que es amor, verdad, respeto, misericordia,
justo y bueno. Es por eso que sin la ayuda de Cristo Jesús, nuestro mejor
amigo, imposible vivir como verdaderas personas humanas. Ser amigo de Cristo
debe ser mayor orgullo, nuestra mayor gloria y nuestra mayor felicidad.