NO SOMOS NADA



Una vez un burro vanidoso llegó a su casa muy contento, muy feliz, y no dejaba de sentirse orgulloso... 

Su mamá le preguntó: ‘Hijo, ¿por qué tan contento y altivo? 

 A lo que el burro vanidoso responde: “Ay mamá, sabes que cargué a un tal Jesucristo, y cuando entramos a Jerusalén todos me decían: Viva, viva, salve... viva, viva… y me lanzaban flores y ponían palmas de alfombra”.

Entonces la madre le dijo: “Vuelve otra vez a la ciudad, hijo mío, pero esta vez no cargues a nadie, ve tu solo”.

Al otro día el burro vanidoso fue, y de regreso venía llorando y muy triste, demasiado triste, y le dijo a su mamá: "Ay mamá, no puede ser, no puede ser".

Ella le preguntó: ‘¿Qué te pasa, hijo?’.

El burro, entre lágrimas, le dijo: "Mamá, nadie se fijó en mí, entré por el mismo lugar que entré ayer, pasé desapercibido entre las personas y hasta me echaron de la ciudad’.

La mamá se le quedó mirando y le dijo: Hijo, ¡si Jesús no está en ti, eres simplemente un burro, simplemente un burro!

MORALEJA: Sin Dios no somos nada. Sin Jesús, que es la vida, no somos nada, absolutamente nada.

BREVE REFLEXIÓN: Con frecuencia, las personas nos sentimos el centro del mundo, quizás, por los bordados en la mano, la última cerveza del estadio, los títulos o puestos obtenidos…etc. Pero basta una simple gripa o unos invisibles virus nos ponen a moquear y sin fuerzas como cualquier desnutrido mortal. El centro del mundo es Dios, sin estar unidos a Él nuestra vida no tiene sentido. Sin Él no podemos hacer nada.

Casi en el mismo sentido, Josemaría Escrivá decía: “cuando percibas los aplausos del triunfo a tu alrededor, que suenen también, en tus oídos, las risas que provocaste con tus fracasos”. En tu vida no te fíes mucho de los aplausos que no hacen más que distraerte del camino verdadero.

Aunque estas palabras te suenen inhumanas o falta de autoestima, la verdad que nos recuerda lo que somos. A la vista de Dios, somos lo que somos y nada más. Por ello, Jesús decía: “Vengan a mí los que están cansados y agobiados. Yo los aliviaré. Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón”. Mi yugo y mi carga es ligera”.

Si te equivocas, pide perdón; aunque no te hayas equivocado, pide perdón. Así terminarán muchos problemas antes de que el viento del orgullo los convierta en incendios forestales.




UN LUGAR PARA DESCANSAR...



MARCOS 6, 30-34

30 Los enviados [discípulos] se congregaron dónde estaba Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado.

31 Él [Jesús]les dijo:

- Vengan ustedes solos aparte, a un lugar despoblado, y descansen un poco. Es que eran muchos los que iban y venían, y ni para comer encontraban momento propicio.

32 Se marcharon en la barca, a un lugar despoblado, aparte, 33 pero, mientras iban, muchos los vieron y los reconocieron. Entonces, desde todos los pueblos fueron corriendo por tierra a aquel lugar y se les adelantaron.


34 Al desembarcar vio una gran multitud; se conmovió, porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.


UNO CRECE...

 Imposible atravesar la vida…

Sin que un trabajo salga mal hecho,
Sin que una amistad cause decepción,
Sin padecer algún quebranto de salud,
Sin que un amor nos abandone,
Sin que nadie de la familia fallezca,
Sin equivocarse en un negocio.

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza,
ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo para vivirla.
Uno crece cuando acepta su destino, pero tiene la valentía de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.
Uno crece cuando se supera, se valora, y sabe dar frutos.

Uno crece cuando se abre camino dejando huellas, asimilando experiencias, ¡y sembrando raíces!
Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes, cuando cumple con su labor.

Uno crece cuando es fuerte por carácter, sostenido por formación,
sensible por temperamento… ¡Y humano por nacimiento!
Uno crece cuando enfrenta el invierno, aunque pierda las hojas.
Recoge las flores, aunque tengan espinas y marca camino, aunque se levante el polvo.

Uno crece cuando se es capaz de afianzarse con residuos de ilusión,
capaz de perfumarse con residuos de flores…
¡Y de encenderse con residuos de amor…!
Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y
dándole a la vida más de lo que recibe.
Uno crece cuando se planta para no retroceder…
cuando se defiende como águila para no dejar de volar…
cuando se clava como ancla y se ilumina como estrella.

Entonces… Uno crece.


(Desconocido)




El CÁNTICO DE LAS CRIATURAS de San Francisco de Asís


“Muy Altísimo Muy buen Señor, tuyos son los elogios, gloria, honor y toda bendición. Para ti solo, Altísimo te convienen, ningún hombre es digno de pronunciar Tu nombre.

Alabado sea mi Señor con todas tus criaturas especialmente nuestro hermano sol, que es el que nos da el día y su luz. y es bello y resplandeciente, por ti, gran Dios.


 Alabado seas, mi Señor, a través de la Hermana Luna y las estrellas; que fueron creadas en el cielo preciosas y hermosas. Alabado sea mi Señor por el hermano viento y aire,  tiempo nublado y claro y todo tipo de clima,  para lo cual das el sustento a sus criaturas.


Alabado sea mi Señor por la hermana agua, que es muy útil, humilde, preciosa y pura.


Alabado sea mi Señor por el Hermano Fuego, para lo cual se logra iluminar las noches y es agradable y robusto y fuerte.


Alabado sea mi Señor por nuestra Hermana Madre Tierra,  que nos sostiene y nos gobierna, y produce diversas frutas con flores y hierbas coloreadas.


Alabado sea mi Señor por los que perdonan por tu amor y sufren dolencias y tribulaciones. Bienaventurados los que permanecen en paz,  ya que por ti serán coronados.


Alabado sea mi Señor por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de los que mueren en pecado mortal! Felices los que encuentra haciendo tu santísima voluntad, ya que la segunda muerte no los dañara.


Alabado y bendecido se a mi señor  y demos  gracias para servirle con mucha humildad.

"MIENTRAS FALTE UNA CANCIÓN POR ESCRIBIR"

TODA VA A IR BIEN
(Luis Guitarra)

   Mientras haya un horizonte en esta tierra,
   Mientras no pierdas las ganas de reír.
   Mientras brille en nuestro cielo alguna estrella.
   No te rindas, no te canses de vivir.

   Todo va a ir bien, todo va a ir bien.
   Todo, todo, todo, todo va a ir bien.

   Mientras haya quien denuncie en las aceras
   la injusticia, las promesas sin cumplir.
   Mientras quede algún peldaño en tu escalera.
   No te pares, no lo dejes sin subir. 

   Mientras siga amaneciendo en cada aldea.
   Mientras falte una canción por escribir.
   Mientras sientas que aún te merece la pena.
   No te calles, no te quedes sin decir
.

   Todo va a ir bien, todo va a ir bien
   Todo, todo, todo, todo va a ir bien.
   Todo va a ir bien, todo va a ir bien.
   De algún modo sé que todo, todo va a ir bien.

   Hay ventanas en mitad de mi ciudad.
   Hay palabras en el aire, que nos hacen confiar,
   y certezas que nos dan la libertad.
   Que nos hablan de utopías, que contagian valentía.
   Que nos muestran un camino por andar. 




SER UN POCO MEJORES

NUNCA TE JUSTIFIQUES CON NADIE.



No juzgues tu día por cosechar, sino por sembrar

"Cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que debíamos hacer" (Lc 17, 10).

Una vez había un hombre que cogía cada día el autobús para ir al trabajo.

Una parada después subía una anciana al autobús y se sentaba al lado de la ventana. La anciana abría una bolsa y durante todo el trayecto, iba tirando algo por la ventana. Siempre hacia lo mismo y un día, intrigado, el hombre le preguntó qué era lo que tiraba por la ventana.
- ¡Son semillas! - le dijo la anciana.



- ¿Semillas? ¿Semillas de qué? - preguntó extrañado el hombre.



- De flores, es que miro afuera y está todo vacío... Me gustaría poder viajar viendo flores durante todo el camino... ¿sería bonito, verdad? - replicó la anciana.


- Pero las semillas caen encima del asfalto, las aplastan los coches, se las comen los pájaros... ¿Cree que sus semillas germinarán al lado del camino? Dijo el hombre.

- Seguro que sí. Aunque algunas se pierdan, algunas acabarán en la cuneta y, con el tiempo, brotará y florecerán – dijo entusiasmada la anciana.
- Pero... tardarán en crecer, necesitan agua..., necesita que alguien lo cultive… - dijo el hombre.
- Yo hago lo que puedo hacer. ¡Ya vendrán los días de lluvia! - la anciana siguió con su trabajo.
Y el hombre bajó del autobús para ir a trabajar, pensando que la anciana había perdido un poco la cabeza.

Unos meses después... Yendo al trabajo, el hombre, al mirar por la ventana, vio todo el camino lleno de flores multicolores… ¡Todo lo que veía era un colorido y florido paisaje! Se acordó de la anciana, pero hacía semanas que ya no la había visto.

Preguntó al conductor: - ¿La anciana de las semillas?

- Pues, ya hace un mes que murió.


El hombre volvió a su asiento y siguió mirando el paisaje, llena de flores. "Las flores han brotado, se dijo, pero ¿de qué le ha servido su trabajo? No ha podido ver su obra". De repente, oyó la risa de un niño pequeño. Una niña señalaba entusiasmada las flores... ¡Mira padre! ¡Mira cuantas flores!

¿Verdad que no hace falta explicar mucho EL SENTIDO de esta historia?

La anciana de nuestra historia había hecho su trabajo, y dejo su herencia a todos los que la pudieran recibir, a todos los que pudieran contemplarla y ser más felices.
Dicen que aquel hombre, desde aquel día, entendió lo que hacía la anciana y hace el viaje de casa al trabajo con una bolsa de semillas que...

Está reflexión, está dedicada a todos aquellos maestros, educadores, profesionales de la enseñanza, que, hoy, más que nunca, no pueden ver cómo crecen las semillas plantadas, las esperanzas sembradas en el corazón, sobretodo, de los adolescentes que llenan sus clases. 
Y como los padres son, o deberían ser, los grandes educadores, también está dedicada a ellos.

Porque... “educar es enseñar caminos”.


La fe en Jesús Resucitado

Ante la insistencia y pregunta recurrente de los buenos amigos lectores seguidores, he decido publicar esta reflexión esperando responder y colmar sus inquietudes sintetizadas en  ¿qué significa creer en Jesús Resucitado y cómo vivirlo hoy?


No nace de modo natural y espontáneo, sino sólo en aquel que lo busca, en aquel que se siente vacío y necesitado de amor.  María Magdalena, prototipo de creyente y discípulo, busca al crucificado en medio de las tinieblas, en el sepulcro. No puede olvidar al Maestro que lo acogió con amor como discípula. Ese recuerdo de amor lo impulsa a buscar en el sepulcro donde ya no está Jesús. “No está aquí. Ha resucitado” le dijo el ángel. Tú, ¿buscas al Resucitado y dónde lo buscas?



No nace tampoco, hoy en nosotros, de modo espontáneo ni por las catequesis que recibiste. Es necesario hacer tu propio recorrido y búsqueda: No tienes que inventar el recorrido, sino recorrer el camino trazado por Jesús. Ese recorrido lo hace cada uno, nadie lo hará por ti si no quieres. Y la búsqueda tiene que ser sincera, constante y cargada de mucha pasión y amor. Ningún recorrido más que la de Jesús te dará la auténtica vida, alegría y esperanza. ¿Recorres el camino de Jesús? ¿dónde esta la prueba de que recorres el camino del Crucificado y no otro?



No nace en una religión muerta y reducida solo al cumplimiento de normas superfluas, sino donde se vive según el espíritu de Jesús, donde se vive y se práctica los gestos misericordiosos del Maestro: acogida con amor, servicio desinteresado, perdón sin límites, libertad sin esclavitud y opresión. ¿Vives según el espíritu de Jesús? Los que acuden a ti ¿sienten y encuentran al verdadero discípulo de Jesús?



No nace entre cristianos divididos y enfrentados ni entre creyentes hipócritas y mundanos, sino en aquellas comunidades que construyen todo a partir de Jesús, donde cada uno pone lo mejor de sí, donde se ama y se defiende la vida de todos, donde se busca el bienestar, la felicidad y la salvación de todos. ¿Tu vida es causa de salvación o de muerte? 



La resurrección de Jesús no es un hecho humano, sino divino. Sólo Dios sabe el cómo de la resurrección, nadie estuvo presente en el momento en que Dios resucitó a su Hijo. Dios presentó, a las mujeres y los discípulos, a su Hijo ya resucitado y con cuerpo glorioso. De allí que creer en la Resurrección del crucificado no es solo mirar el pasado como hecho histórico, sino creer que el amor es más que el odio, que la vida triunfa silenciosamente sobre la muerte, que la luz brilla dando seguridad, confianza y esperanza en medio de la oscuridad y tiniebla, que Dios tiene la última y definitiva palabra frente a la injusticia y la atrocidad humana. 


Creer en la  resurrección es creer en la solidaridad y en el amor, en el perdón y la misericordia, en la fraternidad y la igualdad. Es gritar al mundo entero que la maldad, la violencia la guerra y la muerte serán vencidas, que la opresión de los poderosos sobre los débiles cesará y acabará. La victoria y el triunfo de los poderosos serán breves y efímeros. 


Creer en la resurrección es creer en la vida, es apostar por la vida, es defender  la vida, es ser enamorado y sembrador de la vida, de la verdad, de la justicia. Es sentir el latir del corazón en cada vida humana y natural. Es ponerse al lado del que muere abandonado, es ayudar y reanimar a tanta gente sumida en el fracaso y en el pecado. La resurrección es el triunfo de la vida y del amor. 



¡Feliz Pascua de Resurrección. Aleluya!


LA NAVIDA NO ES NAVIDAD



Si hoy casi todo el mundo celebra la navidad, lo hacen por costumbre, por  cumplimiento o por cuestión social, mas no por el verdadero sentido. Es más, con tanta compra y venta de regalos y artículos (consumismo), que nada tienen que ver con nacimiento del Niño Dios, pareciera que la navidad es sólo para los que tienen posibilidades económicas. ¿Así fue la primera navidad y se necesitó tanta cosa? La primera navidad tuvo “algo” que hoy no tenemos por más avanzados y civilizados que nos creamos. Si no estás conforme lee Lc 2, 1-20 y así te enteras al menos de lo que intento decir, escribir y lo que significa la navidad.

En esta ocasión, inconscientemente, previas a la navidad, algunas empresas y individuos después de quitarle el pan de cada día al que más necesita quieren calmar el reclamo de sus conciencias con sus miserables regalos, chocolatadas y bailecitos, cuando el resto del año nos les importa los pobres ni los niños, sino solo acumular más y más alterando las balanzas y papeles. Aquí también se incluyen a los políticos y otras autoridades, sobre todo la del Perú, que aparentar ser corderos-buenos cuando son tremendos zorros-ladrones ávidos de carne, hueso, cargos e intereses. Celebran la navidad sí, pero  con hipocresía y disimulo.  Por ello, la navidad no es navidad.

En las familias, si todavía podemos hablar realmente de familia, no hay navidad si el resto del año, los que componen, se pasan sin prestarse atención, sin darse un abrazo sincero cálido, sin saber escucharse y animarse, sin decirse un “te quiero”, “gracias” y “perdón”, sin ofrecerse algún presente y detalle, sin felicitarse por los pequeños sacrificios y logros. Si miramos con realismo nuestros hogares tantos niños creciendo sin el cariño y el amor de sus padres, tantos jóvenes que no son escuchados y valorados, tantas mujeres que -son pretexto de libertad e igualdad- denigran su dignidad, tantos ancianos abandonados y olvidados, tantas personas son presa de injusticias y abusos, etc. No podemos compensar todo ese descuido e irresponsabilidad con un regalo o una cena. Por ello, navidad no es navidad.

La navidad -y todas las actividades navideñas- sin Jesús (Dios hecho niño)  es sólo egoísmo, tranquilizante de conciencias, propaganda y marketing individual o colectivo. Sin Jesús la alegría no es alegría, el amor tampoco es amor. Sin Jesús la cena de noche buena no es buena ni sabrosa. Sin Jesús la vida es más ruidosa que silenciosa y ternura. Donde no está Jesús hay mucho ruido y griterío. Sin Jesús el corazón humano sigue vacío y quebrado. Sin Jesús, después del festín, sigue la soledad y la melancolía. Sin Jesús el saludo de “feliz navidad” es diplomacia o simplemente el anuncio de que existes. Por ello, la navidad sin Jesús no es navidad.

Desde que Dios se encarnó (se hizo carne -se solidarizó - nació) en nuestra humanidad, ya nadie por más pobre e insignificante que sea -al final todos somos pobres- camina en tinieblas ni nadie ha de sentirse solo y abandonado. Dios se hizo pobre para todos y a todos nos espera y nos ofrece su amor en el humilde y sencillo pesebre. En el pesebre está todo lo que el corazón necesita, allí nos amó y se deja sentir. Él fue el primero que no encontró un lugar donde nacer y siente lo que significa ello, por ello acoge y sonríe tiernamente al corazón abatido. Solo allí encontramos, tú y yo, la verdadera alegría, amor y paz que necesitamos y podemos ofrecer.


La navidad es estar en el pesebre y comprender que no hace falta el regalo ni los cuetecillos. Dios es tu regalo y tú eres el mejor regalo para Dios. Tú eres el regalo de Dios para el mundo. Cuando amas y compartes sinceramente con los tuyos (prójimo), dejando de lado el resentimiento, el odio y afán egoísta, se da la verdadera navidad, se anuncia la buena noticia de la salvación, de la alegría, del amor. Cuando haces las cosas con y por amor, entonces vuelven a  cantar el coro de ángeles: “Gloria Dios en el cielo y en la tierra paz y alegría”. Cuando en tu corazón vence el amor al odio es navidad, nace la luz y la esperanza.  Por ello, haz (hagamos) que la navidad sea todos los días, no sólo diciembre de cada año. ¡Que esos sentimientos navideños estén siempre en tu corazón y sepas darlo a cada instante!

  



 






DIOS ENAMORA EL CORAZÓN

Del santo Evangelio según San Mateo 4,18-22
El llamado a los primeros discípulos: En aquel tiempo, mientras Jesús caminaba a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pe
dro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Cuando el Señor viene a nuestra vida, cuando pasa por nuestro corazón, siempre te dice una palabra y también esta promesa: “¡Ve adelante… ánimo, no temas, porque tú harás esto!”.
 Esta es una invitación a la misión, una invitación a seguirlo a Él. Y cuando sentimos este segundo momento, vemos que hay algo en nuestra vida que no va, que debemos corregir y lo dejamos, con generosidad. O incluso si hay en nuestra vida algo bueno, pero el Señor nos inspira a dejarlo, para seguirlo más de cerca, como ha sucedido aquí: estos han dejado todo, dice el Evangelio. “Y arrastradas las barcas a la tierra, dejaron todo: ¡barcas, redes, todo! Y lo siguieron”
Sin embargo, Jesús no pide que se deje todo por un fin que permanece oscuro a quien ha elegido seguirlo. Al contrario, el objetivo es declarado inmediatamente y es un objetivo dinámico, Jesús jamás dice «¡Sígueme!», sin decir la misión. ¡No! “Sígueme y yo te haré esto”. “Sígueme, para esto”. “Si tú quieres ser perfecto, deja y sigue para ser perfecto”. Siempre la misión.
Nosotros vamos por el camino de Jesús para hacer algo. No es un espectáculo ir por el camino de Jesús. Vamos detrás de Él, para hacer algo, es la misión.
Promesa, petición, misión. Estos tres momentos no tienen que ver sólo con la vida activa, sino también con la oración. Mientras tanto una oración sin una palabra de Jesús y sin confianza, sin promesa, no es una buena oración.
Segundo, es bueno pedir a Cristo estar listos a dejar algo y esto predispone al tercer momento, porque no hay oración en la que Jesús no inspire algo que hacer.
Es una verdadera oración cristiana sentir al Señor con su Palabra de consuelo, de paz y de promesa; tener el valor de despojarnos de algo que nos impide ir rápidamente en su seguimiento y tomar la misión. Esto no quiere decir que después no haya tentaciones. ¡Habrá tantas! Pero, mira, Pedro pecó gravemente, renegando a Jesús, pero después el Señor lo perdonó. Santiago y Juan… pecaron de afán de hacer carrera, queriendo ir más alto, pero el Señor los perdonó”. (Homilía en Santa Marta, 5 de septiembre de 2013)

EL MIEDO, UNA ENFERMEDAD Y PECADO CÍNICO DE NUESTRO TIEMPO

Es natural que tengamos algo de miedo, sobre todo a los desafíos y a la novedad, a nuevas personas o relaciones, a nuevos lugares y realidades, etc. 
El “miedo” del que hablo ya no es natural, sino una enfermedad contagiosa y perniciosa. En la actualidad, social y personalmente hablando tenemos miedo de la pobreza, por eso robamos y queremos tener más y más; tenemos miedo a ser ignorados u olvidados, por eso hablamos de más y publicamos cualquier cosa en las redes; tenemos miedo del hambre, por eso comemos en exceso, muchas veces “comida chatarra”; tenemos miedo a la realidad que nos rodea, por eso nos drogamos y embriagamos; tenemos miedo a ser tomados por débiles, por eso gritamos y agredimos al que se cruza por nuestro camino.

Tenemos miedo de no ser amados, por eso somos infieles metiéndonos con todo el mundo y con cualquiera; tenemos miedo de la soledad y el silencio, por eso hacemos ruido y escuchamos música estridente; tenemos miedo al amor sincero y real, por eso preferimos novelas e historias de amor, que de real no tiene nada; tenemos miedo a ser libres, por eso nos acomodamos e instalamos en lugares, cargos, puestos, títulos y utilizamos personas; tenemos miedo a la verdad, por eso mentimos y engañamos descaradamente;  tenemos miedo a ser marginados y excluidos y perseguidos por defender el bien común y la justicia, por eso no decimos nada al ver las injusticias y la corrupción en todos los rincones…en realidad, “tantos miedo engaños y farisaicos”. 
Esta enfermedad del miedo que lleva al sin sentido no tiene otra cura que en Jesús. Por ello, invito a leer y reflexionar, las palabras de Jesús de Nazaret en Mt. 5, Mt. 23 y Mt. 25, 31. En el interior del hombre resuena insistentemente el AMOR. El amor perfecto y verdadero echa fuera el temor y libera de la esclavitud.  

NO ENCIERRES EL AMOR

Érase una vez un pájaro, adornado, con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observarse. Un día, una mujer lo vio y se enamoro de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latindole de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo con completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.

Pero entonces pensó: Tal vez quiera conocer unas montañas distantes!! Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia de la capacidad de volar del pájaro. Y se sintió sola. Y pensó: Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a marcharse.

El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al dia siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.
Todos los días ella miraba al pájaro. Ahí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: "eres una persona que lo tiene todo". Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.

MORALEJA
El verdadero amor no es posesivo, no exige nada, sino que se entrega sin condición, sin razón, (se ama, porque se ama, no porque haya una razón para amar) y libremente. "La verdadera libertad consiste en tener lo más importante del mundo sin poseerlo". "El amor no está en la otra persona, sino dentro de nosotros mismos y necesitamos del otro para que despierte".

Uno entrega su amor libremente a otra persona, pero no con el fin de poseerlo, pues no somos, su esclavo o su amo, o un objeto que se pueda comprar, usar y tirar. Somos seres con una capacidad enorme de amar y de manifestar amor hacia los demás, sin esperar nada. El que da debe de ser capaz de recibir.