Buena noticia

EVANGELIO

60 Muchos discípulos suyos dijeron al oírlo:
- Este modo de hablar es insoportable; ¿quién puede hacerle caso?
61 Consciente Jesús de que lo criticaban sus discípulos, les dijo:
- ¿Esto os escandaliza?, 62 ¿y si vierais subir al Hijo del hombre donde estaba antes? 63 Es el Espíritu quien da vida, la carne no es de ningún provecho; las exigencias que os he estado exponiendo son espíritu y son vida. 64 Pero hay entre vosotros quienes no creen.
(Es que Jesús sabía ya desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar). 65 Y añadió:
- Por eso os he venido diciendo que nadie puede llegar hasta mí si el Padre no se lo concede.
66 Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él. 67 Preguntó entonces Jesús a los Doce:
- ¿Es que también vosotros queréis marcharos?
68 Le contestó Simón Pedro:
- Señor, ¿con quién nos vamos a ir? Tus exigencias comunican vida definitiva,69 y nosotros creemos firmemente y sabemos muy bien que tú eres el Consagrado por Dios.



COMENTARIO:
El evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. No tenemos apenas datos. Solo se nos dice que a los discípulos les resulta duro su modo de hablar. Probablemente les parece excesiva la adhesión que reclama de ellos. En un determinado momento, "muchos discípulos suyos se echaron atrás". Ya no caminaban con él.
Por primera vez experimenta Jesús que sus palabras no tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que se reafirma más: "Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen". Sus palabras parecen duras pero transmiten vida, hacen vivir pues contienen Espíritu de Dios.
Jesús no pierde la paz. No le inquieta el fracaso. Dirigiéndose a los Doce les hace la pregunta decisiva: "¿También vosotros queréis marcharos?". No los quiere retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no han de ser siervos sino amigos. Si quieren puede volver a sus casas.
Una vez más Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es ejemplar. Sincera, humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo. Su actitud puede todavía hoy ayudar a quienes con fe vacilante se plantean prescindir de toda fe.
"Señor, ¿a quién vamos a acudir?". No tiene sentido abandonar a Jesús de cualquier manera, sin haber encontrado un maestro mejor y más convincente: Si no siguen a Jesús se quedarán sin saber a quién seguir. No se han de precipitar. No es bueno quedarse sin luz ni guía en la vida.
Pedro es realista. ¿Es bueno abandonar a Jesús sin haber encontrado una esperanza más convincente y atractiva? ¿Basta sustituirlo por un estilo de vida rebajada, sin apenas metas ni horizonte? ¿Es mejor vivir sin preguntas, planteamientos ni búsqueda de ninguna clase?
Hay algo que Pedro no olvida: "Tú tienes palabras de vida eterna". Siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Junto a él han descubierto la vida de otra manera. Su mensaje les ha abierto a la vida eterna. ¿Con qué podrían sustituir el Evangelio de Jesús? ¿Dónde podrán encontrar una Noticia mejor de Dios?
Pedro recuerda, por último, la experiencia fundamental. Al convivir con Jesús han descubierto que viene del misterio de Dios. Desde lejos, a distancia, desde la indiferencia o el desinterés no se puede reconocer el misterio que se encierra en Jesús. Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: "Nosotros creemos y sabemos". Seguirán junto a Jesús.
                                                                               José Antonio Pagola