UNA VISION REALISTA DEL SIGLO XXI


Nos encontramos en el siglo XXI, donde los cambios y transformaciones son constantes y acelerados. Todas las construcciones y producciones humanas - concepciones, ideologías, Verdades, costumbres, principios colectivos e individuales - de alguna manera son trastocadas por la globalización. Ya casi ninguna cosa se mantiene inalterable, excepto quizá las leyes de la naturaleza. En esta realidad cambiante y compleja tendremos que hacer un recuento de los logros y fracasos vividos. En la historia hay muchas cosas importantes con qué gloriarnos, pero también acontecimientos lamentables e inolvidables por las qué lamentar y aprender.
Los hombres podemos sentirnos orgullos por la ciencia y tecnología alcanzadas, por los grandes descubrimientos científicos y tecnológicos, por la producción cuantiosa de cultura literaria y artística, etc.; pero qué decir de los lamentables efectos de las guerras (1914 y 1939), de las injusticias y las desigualdades entre personas con mismos derechos y dignidades, de la pobreza imperante tras la existencia de la humanidad, del desenfrenado deseo de dominar y poder, de la descomposición de las familias que ocasiona inestabilidad en los niños, etc. Hay muchas cosas positivas y negativas que podemos mencionar, valgan lo mencionado para reflexionar el tema educativo, la cuestión del hombre, de la sociedad y de la ciencia, categorías fundamentales de nuestra reflexión.
Los acontecimientos pasados y presentes nos deben ayudar a descubrir el papel y rol del ser humano, de la educación y de la ciencia, y la calidad de los mismos (hombre, educación, sociedad y ciencia) que hemos ido construyendo todos a lo largo de la historia. Sabemos que los cuatro elementos son algo inseparables, siempre van de la mano. La alteración y desorientación en uno afecta a los demás; prácticamente es un sistema que tiene mucho que ver con el momento histórico y la realidad en la que vivimos.
Para conocer el rol de cada uno de los elementos tendremos que preguntarnos qué es la educación, qué es el ser humano, que es la sociedad, qué la ciencia. El primero, es un proceso de socialización y aprendizaje, donde los individuos aprenden y personalizan los conocimientos, los valores, las conductas y la cultura de las generaciones anteriores y presentes. Asimismo, la educación es un proceso educativo-formativo que se objetiviza en una serie de competencias y capacidades, que generan cambios intelectuales, emocionales y sociales en los individuos. También podemos decir que  es agente de transmisión cultural, de integración social, de ubicación y selección social, de innovación, y de desarrollo personal. En consecuencia, la educación permite la trasmisión de conocimientos, valores, costumbres, formas de actuar-pensar-sentir por medio de palabras, acciones, sentimientos y actitudes.
El segundo, es un ser (individuo) social, histórico, trascendente, que se diferencia de otros individuos y cosas por sus facultades intelectivas, volitivas y libertad. En cuanto individuo histórico consciente se comprende en y con el mundo, y la realidad que lo abarca. Igualmente es un ser que, además de poseer cualidades que la constituye la define y la distingue, goza con una dignidad inviolable, según algunos, proveniente del ente trascendente. El ser humano, en cuanto, hombre solamente se comprende en relación y comunicación con los demás individuos y seres que lo rodean. Por consiguiente, el ser humano es el artífice de la sociedad y de la historia, es allí donde ejerce todas sus potencialidades y posibilidades.
El tercero, resulta un poco difícil dar una definición exacta, ya que hay muchas posturas al respecto, pero se puede definir la sociedad como un sistema construido y constituido por una cantidad incuantificable de individuos (hombres), como reunión constante de personas, pueblos o naciones que conviven y se relacionan bajo leyes y paradigmas comunes, como agrupación de individuos con el objetivo de cumplir los fines de la vida mediante la cooperación participación y colaboración mutua,  como un conjunto de seres humanos que actúan conjuntamente para satisfacer sus necesidades existenciales sociales y que comparten una cultura común. Los hombres construyen la sociedad por cuestiones de sobrevivencia, por lazos ideológicos, políticos, fines e intereses comunes.  En la sociedad, el hombre va definiendo los procesos de pertenencia, adaptación, participación, comportamientos, conflictos, burocracia, etc. Por ende, la sociedad es creación y proyecto del hombre bajo un sinfín de intereses, ideologías y políticas.
El último, la ciencia, aunque sea un término polisémico y complejo, debe ser entendido como el conjunto de conocimientos adquiridos mediante el empleo del entendimiento, la observación y la experiencia. La ciencia es aquello que el hombre con sus diversas facultades va produciendo en la vida cotidiana. La ciencia podemos denominarla como el hecho de “saber hacer”, como sistema ordenado de proposiciones derivadas de principios, como creación de materiales culturales y lingüísticas. En consecuencia, la ciencia es un bien común no cuantificable por ser fruto de la observación e inteligencia. La ciencia como tal ha contribuido mucho para los nuevos cambios y transformaciones  de mentalidad y concepción en la que estamos inmersos los hombres del siglo XXI.
Después de definir a grandes rasgos cada uno de los elementos, tendremos que desarrollar el rol que juegan cada uno de ellos en el siglo XXI. El hombre actual a causa de los cambios acelerados, la abundancia de publicidad  e informaciones, los medios de comunicación cada vez atrayentes, va perdiendo el horizonte de sí mismo, cree poder dominar todo pero no puede, cree saber todo pero sabe poco, cree que cuenta con la última tecnología para comunicarse y relacionarse pero se va volviendo incapaz de comunicar sentimientos, de crear comunión y fraternidad, de compartir la vida como don y regalo, de compartir la amistad, la caridad, el servicio, etc. Es decir, va perdiendo los valores fundamentales que dan sentido y significatividad a la vida. ¿A quién habría que echarle la culpa? Al  estado, a la educación, a la religión, a los gobernantes, a los medios de comunicación masiva (radio, Tv, Internet, celulares). Creo que podemos culpar a muchos, pero no ser consientes de la responsabilidad que tenemos todos los hombres.
Igualmente vemos que la sociedad esta cargada de un clima de violencias, de corrupción a pleno día del sol, de inseguridades, de individualismo, de la competitividad, etc. También percibimos que los hombres estamos divididos en grupos: grupos raciales, grupos nacionales, grupos religiosos, grupos lingüísticos, grupos económicos, grupos políticos, grupos profesionales,… y cada individuo se identifica con su propio grupo y siente rivalidad por el otro grupo, y se ocupa solo del progreso y seguridad de un grupo particular. Estos grupos están dispuestos a explorarse el uno al otro y a destruirse unos a otros en las guerras con las armas poderosas.
Estos problemas por las que atravesamos todos nos deberían conducir a una reflexión crítica, a tomar conciencia de nuestras actitudes y comportamientos, a dar soluciones efectivas a los problemas sociales en vez de quedarnos en preguntas, incertidumbres y sueños de un mundo nuevo.
Considero que el gran cambio y la gran revolución sociocultural están en la educación. Es deber de todo ser humano, de la sociedad, de la ciencia luchar por una educación de calidad y óptima, por un mundo de paz y  armonía, por la calidad de vida de todos los hombres. Es misión del hombre y la sociedad, de la educación y la ciencia crear una  mente global, no nacionalista; enfatizar el desarrollo personal, no solamente lo económico;  cultivar la cooperación, no la competencia; crear una mente que aprende en vez de una mente que adquiere; crear una mente que es tanto científica como religiosa en sentido verdadero; desarrollo holístico de todas las facultades; y el arte de vivir creativa e inteligentemente.
En conclusión, descubriendo  qué es y la labor del ser humano, de la educación, de la sociedad y de la ciencia, podemos releer nuestro pasado y proyectarnos por un futuro diferente, un futuro marcado por la justicia, la misericordia, la libertad y el derecho. Solo así podremos decir que estamos construyendo un mundo más fraterno, donde la calidad de vida y de la educación sean evidentes.

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